México alberga 200 especies de abejas de más de 20,000 que existen en el mundo, nuestras amigas ayudan a polinizar la flora silvestre lo que se traduce en que el 75% de los cultivos y un tercio de los alimentos que consumimos dependen de esta polinización de acuerdo con GreenPeace. Al año esto se refleja en ganancias de 236.000 y 577.000 millones de dólares anuales en todo el mundo.

Síndrome de despoblamiento de las colmenas

En 2005 se descubrió lo que hoy se conoce como Síndrome de despoblamiento de las colmenas, un fenómeno que está diezmando la población y actividad de las abejas.

Los científicos apuntan a que el uso de insecticidas, que alteran su sistema nervioso provocando que pierdan el sentido de la orientación, por lo que no pueden regresar a casa.

El cambio climático es un factor importante en este fenómeno ya que los cambios erráticos de temperatura alteran las temporadas de floración y al ser las flores su fuente de sustento, dejan de existir.

Todo es
una cadena

Las repercusiones que tiene la ausencia de las abejas en el planeta son graves, porque repercute en la cantidad de flores y plantas, alterando el ciclo del agua y la generación de oxígeno. Los cultivos que dependen de la polinización de las abejas aumentan cada vez más su precio y de no frenar esta extinción esta tendencia continuará al alza.

La biodiversidad es la garantía de la supervivencia de un ecosistema y esta biodiversidad se pierde exponencialmente con la desaparición de las abejas en los campos, desaparecen las plantas, disminuyen los herbívoros y los animales carnívoros que se alimentan de ellos, rompiendo la cadena alimenticia.

Soluciones de
primer mundo

Para evitar que las abejas esten en contacto con pesticidas, se esta tratando de concientizar a los productores de hacer uso de la agricultura ecológica, que es igual de efectiva que la tradicional pero sin el uso de productos químicos.

Una posible contribución que podrían hacer los agricultores para ayudar a mejorar el bienestar de las abejas y otros insectos silvestres es colaborar con el desarrollo de hábitats favorables para los insectos, como bandas florales y lugares de anidación. El Bee Care Science Program de Bayer, en colaboración con el Instituto para la Agroecología y la Biodiversidad, y el Instituto para la Ecología del Paisaje y la Conservación de la Naturaleza, se ha abocado a poner esto en práctica.

Se halló que la diversidad de las flores era la clave del éxito. Las parcelas de flores perennes y resistentes al frío son una fuente importante de alimento para los insectos. La siembra de una amplia variedad de tipos de flores fue particularmente eficaz para atraer a abejas silvestres y mariposas.

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